Your browser doesn’t support HTML5 audio

Comenzar así fue lo peor, pues simplemente no se quiere perder y a finales de octubre, una semana después de haber empezado la nueva temporada de NBA, los Kings de Sacramento seguían el mismo guion de las últimas 16 temporadas, el guion de un equipo condenado al fracaso.

Se habló del espectro de Rick Adelman, se evocaron aquellos años de gloria  a comienzos de los 2000, cuando los Kings casi destronan a los Lakers en la final de la Conferencia Oeste, un día de junio de 2002; se habló de ello como si de una especie de maldición se tratase y en la mirada del coach Mike Brown se veía la mezcla de sensaciones, la frustración, la ira, el enojo, quedaban todavía 78 partidos por disputar pero arrancar de ese modo, no era lo mejor.

La vuelta de tuerca

Hoy, casi dos meses después, la historia ha cambiado por completo y al momento de escribir este texto, con marca de 14-10 son quintos en la tabla de posiciones.

Ya se habla de los chicos malos de California, de la reencarnación de aquellos Kings de hace veinte años y es que en el juego colectivo de Mike Brown se aprecia un alto nivel competitivo y da gusto ver jugar a Sacramento.

Anoche jugando en Ohio, frente a los Cleveland Cavaliers, en lo que parecía una misión imposible, pues los locales apenas habían perdido un partido en casa, tal como refiere ESPN; anoche en Ohio, los Kings volvieron a ganar.

La acción

La pizarra 106-95, nos da la medida de lo parejo del desafío, pero los pupilos de Brown sacaron la mejor versión como grupo, para dominar en todos los sectores de juego, logrando de modo particular contrarrestar el muro defensivo de unos Cavs que no pudieron tener en sus filas a Donovan Mitchell.

Cabe resaltar que, si bien la ofensiva de los Kings estuvo muy repartida, descollaron como referentes en el ataque, Domantas Sabonis y Harrison Barnes, quienes sumaron 18 y 20 puntos respectivamente.

La dramaturgia cambió

En el caso de Sabonis añadió a su desempeño, 18 rebotes, 6 asistencias, 3 robos y 2 tapones, siendo un revulsivo en momentos importantes del encuentro, sobre todo en la segunda mitad.

Como lo lee, si allá por octubre los rostros eran de apatía de incertidumbre, a comienzos de diciembre, la dramaturgia cambió y los Kings ya no son ese equipito pequeño que todos creyeron habría de sufrir hasta el final.