Los Playoff de la NBA están entrando en una etapa clave, al comenzar la segunda ronda tanto en el Oeste como en el Este. Y como nadie quiere dar una mínima ventaja, en Philadelphia aún se siguen lamentado por la lesión que sufrió su estrella Joel Embiid en el último juego de la serie ante Toronto Raptors.

Un manotazo en el último cuarto del sexto juego ante los canadienses le provocó una fractura orbital en el ojo derecho con posterior conmoción cerebral que, sobre el papel, debería haberle descartado para el resto del año. Pero en los Sixers nadie quiere saber nada con eso. Y menos Embiid.

En el entorno del equipo acusan al entrenador Doc Rivers por este contratiempo, ya que la lesión se produjo en el último período cuando Philadelphia ganaba por casi treinta puntos. El partido y la serie ya estaban definidos pero los titulares de los Sixers seguían en cancha a riesgo de lesionarse, lo que finalmente sucedió.

La estrella de los Sixers ya estaba jugando con un ligamento del pulgar derecho roto, y la lesión en el ojo llegó como un baldazo de agua fría ya que será difícil para los médicos dar el visto bueno para que el jugador se reincorpore lo antes posible al equipo.

Embiid se someterá este miércoles a una nueva evaluación que podrá arrojar más luz sobre su situación y confirmar si este optimismo de los 76ers está o no justificado. Así, el camerunés deberá superar los protocolos de contusión de la NBA, algo que se espera que haga sin demasiados problemas estos días, y luego serán los servicios médicos del equipo quienes decidan si está en disposición de jugar.

La intención de los Sixers es que esté disponible para el tercer o cuarto juego de la serie, cuando esta ya se mude a Philadelphia. El equipo que seguirá contando con James Harden procurará minimizar los daños en Florida y tratar de llegar al momento que vuelta Embiid con un resultado aceptable.