Como tantas veces ocurre en los juegos de baloncesto y más al alto nivel, los cuartos finales sacan el nivel de preparación física de los contendientes y los juegos terminan decidiéndose ahí, en esos fragmentos de tiempo, ocho, diez minutos; falla la defensa, los tiros que al comienzo salían solos se comienzan a fallar también y anoche, en el segundo juego entre Dallas Mavericks y Golden State Warriors no hubo excepciones.

El juego tuvo dos caras, una primera parte con los Mavericks haciendo quizás su mejor juego del año, con 15 triples de 27 intentos y 72 puntos totales, además de una excelsa labor defensiva de sus jugadores, tal como le gusta al head coach, Jason Kidd.

La debacle

Ya, tras el descanso, vino la debacle y los Mavericks parecían más el equipo que jugaba en diciembre para debajo de quinientos, con un Luka Doncic fuera de forma y garrafales fallos defensivos que el elenco que terminó en cuarto lugar de la Conferencia Oeste con 52 victorias, justo detrás de su rival de turno.

En los dos últimos tramos se definió todo, sobre todo en el tercero cuando la pólvora se les secó a los pupilos de Kidd y solo anotaron dos triples de13 intentos.

Al final, los Mavs lograron facturar 45 cartones, pero los Warriors fueron una trituradora en toda la extensión, con un ritmo a nivel estratosférico.

El mensaje para Kidd

A propósito, después del juego, durante la conferencia de prensa a los medios acreditados como TNT, Jason Kidd alegó que la causa del fracaso estuvo en no saber buscar otras opciones que no fueran los triples y por ende en la falta de dinamismo a la ofensiva, de modo general.

El estratega aseveró que no saber sopesar el estrés que generan estos partidos te dejan sin capacidad de reacción y entonces viene lo que ocurrió en el tercer parcial, cuando fallaban y fallaban los tiros de a tres y de igual modo seguían forzando.

En este acapite el coach sentenció que deben romper la dinámica de defender cuando el ataque tiene éxito y entonces cuando se empieza a fallar se deja de hacer; sino terminara pasando factura en una final que ya está cuesta arriba.

Al final los Warriors impusieron su ley y su mejor físico, tal como lo reflejo la pizarra, 126-117, haciendo notar una vez mas el agotamiento de los Mavericks por sus siete partidos ante los Suns de Phoenix.