No es casualidad que en Boston se hayan agarrado la cabeza al enterarse de que Al Horford iba a perderse el primer juego ante Miami Heat correspondiente a la Final de Conferencia Este. Es cierto que también estuvo ausente Marcus Smart, flamante Jugador Defensivo del Año, pero la presencia de Horford significa mucho más que minutos en cancha.
Tal es así que aquel primer partido fue victoria para los de Florida y, al regresar ambos para el segundo juego, los Celtics vencieron con claridad con un gran aporte de Smart y Horford que regresaron al equipo. Pero sobre todo del dominicano.
Es cierto que la planilla de anoche no fue espectacular para Horford. Los 10 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias quizás fueron una producción, incluso, por debajo de lo normal, pero los 33 minutos que el criollo estuvo en cancha tuvieron una intensidad defensiva importantísima, que no denotaron que se trataba de un jugador de 35 años que venía de perderse un juego. Y eso contagia.
Horford venía de hacer maravillas ante Milwaukee Bucks en la ronda pasada. Su defensa ante Giannis y su aporte en el Juego 4, en el que convirtió 30 puntos (Playoff Career-High), ocho rebotes y tres asistencias, además de un 5-7 en triples. Todo, después de una temporada regular igual de consistente, olvidando lo que fue su penoso paso por Oklahoma.

Al pensó que se retiraba de la NBA, después del fracaso que fue su paso por el Thunder. Justamente en Boston había sido importante y el traspaso significó un paso atrás, de esos que a cierta edad ya no se pueden dar y que dan entender que el rol de uno pasa a ser más de descarte que de jugador importante.
Buscó ser parte del proyecto de Philadelphia, pero a pesar de firmar un jugoso contrato y llegar con el rol de figura, la sociedad con Joel Embiid no funcionó y ahí fue que Horford se fue a Oklahoma tratando de ocupar un rol de guía para un equipo que tenía un objetivo de tanking. Pero los Celtics lo recuperaron. Y vaya si lo hicieron.
No solo llegó a un equipo que ya conocía, sino que las jóvenes promesas que había guiado (Jayson Tatum, Jalen Brown y el mismo Smart) ya eran estrellas indiscutibles y los dueños del equipo. Y a Horford, acostumbrado a liderar con su experiencia el vestuario, como en Atlanta, no le resultó nada difícil acoplarse. Al contrario, le agradó.
Si Boston Celtics tiene la mejor defensa de la NBA es, en parte, gracias a Al Horford. Junto con Grant Williams y Robert Williams consiguieron parar a Antetokoumpo en la serie ante los Bucks y lograron lo mismo ante Jimmy Butler el segundo juego ante Miami.
El resurgimiento de Horford es un ejemplo de las segundas oportunidades y de que la edad de un jugador no significa nada si hay constancia, sacrificio y entendimiento con el rol que se ocupa. Por eso, Horford puede presumir ser como un ave fénix y reconstruirse desde las cenizas.