La NBA se convirtió, a partir de la década del noventa, en un lugar donde los que triunfaban y se llevaban todas las luces eran mayoritariamente afroamericanos, altura media para la liga, atléticos y rápidos. Jordan, Kobe, LeBron, Durant, por nombrar a los casos más emblemáticos. Puede que haya alguno que rompiera con uno de esas características, como Shaq, Curry, Iverson o Nash. Pero, ¿puede alguien dominar sin ninguna características de esas? La respuesta vino de Europa del Este.

Nikola Jokic es blanco, muy alto, lento en movimientos y con un físico más macizo que atlético. Y ya ganó un MVP la temporada pasada y sería injusto si no lo gana en la presente. ¿Cómo pudo suceder? La respuesta radica en que no hace falta moverse por toda la cancha para destacar. Sino, saber donde estar y cuando ejecutar.

En apenas 24 horas, el serbio anotó 78 puntos, cedió 24 asistencias y capturó 27 rebotes en las sendas victorias ante Pelicans y ante Warriors. Los 32+13+15 ante Golden State (sin Curry) dejaron con la boca abierta hasta el mismo Steve Kerr que declaró que “jugamos ante el MVP reinante y seguramente próximo MVP”.

Jokic hace de todo en silencio. No mete volcadas espectaculares, no corre con el balón de punta a punta, no tira de tres desde el logo central. Pero es efectivo porque hace lo que hay que hacer cuando hay que hacer. Interpreta a la perfección el rol de pívot tirador, ya que si tiene el espacio, lo hace y encesta. Todo eso, sumado a un IQ altísimo que lo lleva a estar en el preciso lugar para tomar un rebote o ver el momento exacto para dar un pase.

“No tengo voto, pero Jokic es un jugador increíble y estuvo espectacular esta noche. Hace mejores a todos sus compañeros. Hace que la defensa sea tan difícil porque no importa lo que hagas, tiene un contraataque. Está jugando el juego a un ritmo tan fácil y las cosas se ven tan bien para él. Con nuestra defensa ya llegando a este juego luchando, es un tipo difícil de enfrentar cuando no estás bien conectado en ese extremo de la cancha”, cerró el coach de los Warriors.

A partir de ahora, será difícil encontrar un consenso en la conversación de MVP que no favorezca que Jokic gane por segunda temporada consecutiva. Algo totalmente impensado para un jugador que, al menos en los papeles, no cumple con el estereotipo de MVP. Y menos de uno que lo gane dos veces seguidas