Ninguna excusa vale ya para explicar el rendimiento de Los Angeles Lakers esta temporada. La derrota a domicilio por 108-95 ante los Memphis Grizzlies ya no sirve ni de toque de atención ni de señal de alarma, simplemente confirma una vez más la fragilidad de un equipo plagado de nombres pero falto de rendimiento colectivo.
Encima enfrente tuvieron a un equipo de Memphis que está con la confianza por las nubes, ya que sin su estrella Ja Morant, se las arreglaron para llegar a su sexta victoria consecutiva. A los Grizzlies se bastaron el buen momento de Jaren Jackson Jr., autor de 25 puntos, y la resolución de Desmond Bane, que metió 23 tantos y clavó el triple de la sentencia.
Anthony Davis, con 22 puntos y 8 rebotes, lideró la anotación angelina en una nueva noche para olvidar. LeBron James terminó con un triple-doble de 20 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias y se convirtió en el quinto jugador de la historia que registra al menos 100 triples-dobles.
Las 22 pérdidas de los Lakers marcaron el devenir del encuentro. Los Grizzlies abrieron el último cuarto con un parcial de 9-2 que abrió la brecha en el marcador hasta un 94-80, y los angelinos jamás lograron rebajar la desventaja de los dobles dígitos.
En el bando de Los Ángeles, tan solo Avery Bradley y Talen Horton-Tucker (ambos 10 puntos) aportaron algo al esfuerzo de AD y LeBron con dobles dígitos. Russell Westbrook se quedó en 6 y Carmelo Anthony en 7 en otra noche para olvidar de las grandes incorporaciones de verano del equipo.
En definitiva, una noche más, los Lakers mostraron su peor cara y cayeron por quinta vez en los últimos diez partidos, y es que en L.A. se han acostumbrado a una de cal y otra de arena, teniendo a la irregularidad como el principal protagonista de una temporada que muy lejos está de las expectativas iniciales