No hay mucho para festejar, realmente. Pero al menos, es un alivio. Los Ángeles Lakers son una continuación del equipo de la temporada pasada y con cinco derrotas en igual cantidad de presentaciones eran el único equipo de la NBA en no haber disfrutado de las mieles de la victoria. Pero eso se acabó. Derrotaron a Denver Nuggets por 121-110 y podrían comenzar una nueva racha.

Con LeBron James como figura del equipo (26 puntos, seis rebotes y ocho asistencias), superaron a unos Nuggets (4-3) que tienen en la irregularidad a su principal característica y cedieron ante unos Lakers que ya eran el hazmerreir de la liga.

El tridente ofensivo del equipo angelino, conformado también por Anthony Davis y Russell Westbrook, esta vez estuvo más fino y sólido en ataque, al punto de que encaminaron la victoria desde un gran segundo cuarto y llegaron al último período con ocho puntos de ventaja.

El pívot terminó con 23 tantos y 15 rebotes, mientras que el cuestionado base sumó 18 puntos, ocho tableros y ocho pases de gol. Eso, y el acierto desde el triple que apareció por primera vez en la temporada, con un nada despreciable 43% desde fuera del perímetro.

Por el lado del equipo de Colorado, falló la defensa, que permitió que los Lakers crecieran con el correr de los minutos y tomaran confianza para llevarse el juego. Nikola Jokic terminó como el mejor del equipo con 23 puntos, 14 rebotes y seis asistencias, secundado por Jamal Murray que finalizó con 21 unidades de anotación.

El próximo compromiso del equipo amarillo y púrpura será recién el miércoles ante los Pelicans de Nueva Orleans, por lo que tendrán tiempo de sobra para disfrutar el triunfo y preparar una racha nueva, pero que esta vez sea positiva para el bien del equipo y la franquicia que todavía se encuentra en el fondo del Oeste